Encerrada en el mismo lugar pero con
ideas ilimitadas, se deshizo una vez más pero en colores verdes. Cerró los ojos
y se quedo quieta solo un momento para aprender a respirar, para no emitir
ruidos, para no vomitar después de sentir que lo que más quiere se hace ajeno a
su mundo -a su propio mundo-. El vacio entorpece todo. La pesadez nos lleva de
nuevo al vacio. Lleva su dedo índice a la boca...el silencio le enseña imágenes
vivas -furtivas, silenciadas, bendecidas y malditas-. Aprende a estar viva...
este desgaste la hace imaginar que tal vez todo es real y mas pesado de lo que creía,
pero entiende que la vida es sueño y que los sueños son necesarios para
despertar de vez en vez de las ficciones y asumir lo que la hace memorizar una
sonrisa, anhelar un beso en la frente, una yema de un dedo tocando su mejilla y
el llanto para reírse a carcajadas un día mas que se suma a los que tiene en la
palma de su mano...todo sobre fondos que se auto-edifican entre líneas y entre
planos...tiempo, espacio y forma. Ha resuelto que entender el dolor es
permitirse una sensación de hundimiento pero no una caída, eso sería el final,
un final tentador que pretende ignorar. Se reincorpora. Retira el dedo índice
de su boca...intuye como, cuando y por que otros actúan para bien o para mal,
todo aquello de la mano de un conocimiento que creo el modo, ella escogió el
fondo...lo evidencia esgrimiendo fonemas.
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