lunes, 10 de septiembre de 2007

Let it end


Ver morir lo que se tiene dentro.


El primer paso. Carolina lo saco del centro. Lo hizo en el baño. El agua fluía a su ritmo, y lo que podría doler se convirtió en una sensación de gozo. Paso de un estado a otro sin secarse. Después lo puso en la jabonera con cuidado, pensó, sonrió, sintió. Pudo contemplar sus brazos, las piernas. Estaba completa…aún. Había sido feliz: amó. Tomo nuevamente cada parte. Las puso en el mismo centro pero bajo otra razón.

Una cosa lleva a la otra. Los días se ofrecen para entenderlo de ese modo. Sin duda el influjo de sus palabras no solo saturo cada parte de su cerebro, también la empujo a entender que el espacio que creo con su presencia algún día de diciembre, hoy esta vacío. El amor tomó otra ruta…lo presenta en oraciones matizadas de colores luminosos…generosos. En mantras que superan farsas, esperas a la sombra y su humanidad hecha mujer. Entiende. No se detiene por el proceso pesaroso. Solo ora sin poner de presente un acto, solo recuerda su nombre, los nombres. Visualiza lo que fue, lo que sabe y lo que no, sin dejar escapar palabra alguna. Eso no tiene límites. Son tantas las manifestaciones del amor que pudo entender que las soluciones no son ideales, son caminos que al existir no dejan de ofrecer otras opciones…tal vez solo si queremos…ideales. Los usos, el clima, la rutina de su ausencia y el distanciamiento soslayado es una manera de entenderlo vivo. Ella respira…no esta muerta. Cada lágrima es el bálsamo que la introdujo en la calma. Cada palabra crea realidades paralelas que envenenan, que salvan.

El final de un nosotros unilateral hoy le permite plasmar aquí la palabra que tiene en el centro no dentro y que de hecho, siempre ha estado separada de la palabra ella: Él.

La paradoja de su nada le dejo en su centro.