Me lavo completamente la memoria,
restriego cada pedazo para purificar algo de lo que quede, algo de lo que soy.
La verdad ya no es superficial pero hay instantes de anestesia artificial. Cada
noche, cada mañana mientras la felicidad finaliza y comienza su itinerario,
parto con la idea loca de caminar descalza. Ahora desamarre mis zapatos y abrí
los ojos mientras soñaba que existo, que lo saben y que simplemente me
complementan en la distancia, entre líneas que son oscuras por el interludio
que se vive en esta tierra no en otro lugar, si hay otro no me acordaré jamás.
domingo, 15 de julio de 2007
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