viernes, 7 de septiembre de 2007

Inevitable


“(…) tengo 36.”

Frankie and Johnny

Se cruzaron. Se miraron. Un motivo para mirarlo un poco más, el mismo para mirarlo menos. Curiosidad, frialdad y calidez para entender que puede ser la última vez que se le acerque o la que inicie el círculo. Dualidad. La convicción se convierte en decisión, un beso es el resultado de ello. Prófuga en constante movimiento, con un no definitivo.. suspendida en un atardecer. El poder de las palabras que no quiere decir es su propia contra...se están pensando. Ya existen. El deseo confeso en un beso es el pensamiento articulado. Cada encuentro aliviana los conceptos y en general con todas las cargas ideológicas o intelectuales. Pasaron algunos años siendo adultos para tener una conversación adolescente. Ella diría no y él sí, él esperara a que visite nuevamente el Museo, a que se pierda entre tanta gente, a que vuelva a casa completa, incompleta, completa, ese es otro círculo. Alguien le pregunto como había pasado, que había hecho. Contesto tres o cuatro cosas comunes…solo pudo pensar “no deje de ser…tal vez un día desdibuje la que fui y me convertí en la que soy, otro ser”. Dejará de mirarlo, lo pensara mas…es inevitable. Sus frases están escritas en donde nadie puede borrarlas. El atardecer o anochecer encerrara la tibieza del momento, la trascendencia de no ser trascendental.. sus talones tocan la profundidad. El azar cobro su cuota y los sorprendió hablando del por qué no están con nadie, del por qué dejaron de amar algunas veces. La tomo de gancho. Ella soltó su mano. Es fácil liberarse, es un modo de vivir juntos.